Culiacán, una ciudad acostumbrada a la presencia del crimen organizado, vivió horas de terror cuando un fuerte operativo de seguridad terminó con un saldo de 19 muertos y la detención de un importante capo del narcotráfico. La operación, llevada a cabo por fuerzas federales y estatales, sacudió la capital del estado de Sinaloa, uno de los epicentros históricos del narcotráfico en México.
El desarrollo del operativo
El enfrentamiento comenzó en la madrugada cuando fuerzas de seguridad desplegaron un cerco alrededor de una zona de alta peligrosidad en las afueras de Culiacán. El objetivo principal era la captura de un líder del Cártel de Sinaloa, conocido por controlar importantes rutas de tráfico de drogas hacia Estados Unidos. El nombre del detenido aún no ha sido confirmado oficialmente, pero fuentes cercanas indican que se trata de un capo de alto perfil que había evadido a las autoridades durante varios años.
Las fuerzas de seguridad, entre las que se encontraban elementos de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Policía Estatal, enfrentaron una feroz resistencia por parte de los grupos armados del cártel. Fuertes tiroteos y bloqueos en las principales arterias de la ciudad paralizaron Culiacán por varias horas. Testigos describen escenas de caos, con vehículos incendiados y calles convertidas en campos de batalla.
Un saldo trágico
El saldo del operativo fue devastador. Hasta el momento, se han confirmado 19 muertos, entre ellos varios miembros del cártel y al menos cuatro elementos de las fuerzas de seguridad. Aunque las autoridades destacan la importancia del golpe al narcotráfico con la captura del capo, la violencia que desató el operativo ha reabierto el debate sobre la estrategia de seguridad del gobierno federal.
Además de las bajas humanas, se reportaron numerosos daños materiales, incluyendo vehículos incendiados y edificios dañados por los enfrentamientos. Los hospitales de la región fueron activados en código rojo para atender a los heridos, tanto civiles como militares.
La reacción de las autoridades
El presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, dieron declaraciones en la mañana del día siguiente, subrayando que la captura representa un «duro golpe» al Cártel de Sinaloa, pero lamentaron las pérdidas humanas durante el operativo. «Este es un paso importante en nuestra lucha contra el narcotráfico, pero somos conscientes de los sacrificios que implica», dijo el presidente en su conferencia de prensa diaria.
El secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, explicó que el operativo fue planeado con meses de antelación y contó con inteligencia de varias agencias nacionales e internacionales. Sin embargo, la reacción violenta del cártel superó las expectativas iniciales. Las fuerzas de seguridad lograron finalmente neutralizar a los sicarios y proceder con la detención del líder criminal.
El impacto en la población civil
Los residentes de Culiacán quedaron atrapados en medio del fuego cruzado, reviviendo los horrores del llamado «Culiacanazo» de 2019, cuando el gobierno federal intentó capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, y posteriormente tuvo que liberarlo ante la reacción violenta del Cártel de Sinaloa. Esta vez, el gobierno no retrocedió, pero el temor entre la población persiste.
El cierre de escuelas, negocios y el confinamiento forzado de miles de personas durante el operativo dejó un sentimiento de inseguridad latente en la ciudad. En redes sociales, circularon videos y fotos de los enfrentamientos, con habitantes de Culiacán pidiendo no salir de sus casas y extremar precauciones. Organizaciones de derechos humanos han exigido al gobierno revisar su estrategia de combate al crimen organizado, alegando que las operaciones militares en zonas urbanas ponen en grave riesgo a la población civil.
Un golpe simbólico al narco
La captura del capo detenido es vista como un triunfo simbólico en la guerra contra el narcotráfico. El detenido, presuntamente responsable de coordinar envíos masivos de drogas hacia Estados Unidos y otros países, era considerado uno de los líderes más influyentes dentro del Cártel de Sinaloa. Esta captura, según las autoridades, desmantela una parte crucial de la estructura operativa del cártel.
Sin embargo, expertos en seguridad advierten que la caída de un líder no significa el fin de la organización criminal. «El Cártel de Sinaloa ha demostrado su capacidad de reorganizarse rápidamente. Si bien es un golpe importante, la violencia y la influencia del narcotráfico en la región no desaparecerán de un día para otro», comentó un analista en seguridad nacional.
Perspectivas y el futuro de la estrategia de seguridad
Este operativo reabre el debate sobre la estrategia de «abrazos, no balazos» que ha defendido el presidente López Obrador. Si bien el gobierno ha intentado evitar los enfrentamientos violentos directos con los cárteles, este evento demuestra que, en ciertos casos, el uso de la fuerza es inevitable.
Con las elecciones de 2024 acercándose, la seguridad será un tema central en la agenda política. La población de Culiacán y del resto de México exige resultados concretos en la lucha contra el narcotráfico, pero también pide que se tomen en cuenta las consecuencias humanitarias de estas operaciones.
Conclusión
El operativo en Culiacán, que dejó 19 muertos y la captura de un importante líder del narcotráfico, subraya los retos que enfrenta México en su lucha contra el crimen organizado. Mientras las autoridades celebran la detención como un golpe importante al Cártel de Sinaloa, la tragedia humana y la violencia desatada reabren el debate sobre cómo enfrentar el narcotráfico sin poner en riesgo a la población civil.